La muestra “Alejandra Pizarnik. Entre la imagen y la palabra” que comenzó en septiembre de 2022 y finalizó el pasado 23 de abril de 2023, fue visitada por Barrio Norte que pudo lograr el registro de pasajes de los aspectos artísticos como algo novedoso quizá para algunos y que destacan a una de las grandes escritoras de la historia.
A cincuenta años de la muerte de Alejandra Pizarnik, la Biblioteca Nacional celebró su figura con una muestra que reprodujo su laboratorio poético, sala de montaje donde se despliegaron tanto sus influencias como los materiales y los principios constructivos de su obra.
Los libros marcados con su inconfundible letra y la mayor parte de los manuscritos que se exhibieron fueron seleccionados de la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional, aunque también se han solicitado préstamos de colecciones públicas y privadas para ofrecer un panorama más completo.
Buscando sacar de la invisibilidad su faceta menos conocida, se incluyeron reproducciones de los dibujos y collages conservados en la Biblioteca de la Universidad de Princeton, originales que le obsequió a Ivonne Bordelois y Graciela Maturo, y obras de su maestro, el pintor surrealista Juan Batlle Planas. Una puesta en escena que abre el campo de la operación teórica y estética de Pizarnik, articulada en un continuo deslizamiento entre dos lenguajes.
Agregar palabras a una descripción de la muestra es no dar paso a los sentidos de quienes observaron cada detalle, dispuestos a percibir y abrir los sentimientos que ha despertado la magnifica y exitosa puesta en escena de la obra de la escritora.
En la Sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional parecía habitar el alma de Alejandra en cada sutileza que daba paso a nuevas sorpresas en el recorrido por la exhibición.
«Alejandra Pizarnik. Entre la imágen y la palabra», recorrió a la perfección la vida de la gran artista y marcó su legado tan simbólico como la propia literata que con sus expresiones artísticas, supo describir.
Una muestra ambiciosa, de vasto material inédito y rico en su interacción que habitó cada rincón de los metros cuadrados en que Alejandra se dejaba descubrir.
Cuerpos de escritura y dibujos junto a ellos, objetos personales, libros, fotos, pinturas, pensamientos todos volcados en diferentes expresiones de arte que forman el inmenso legado.
Alejandra Pizarnik: Ciudadana Ilustre.
También para conmemorar los 50 años de la muerte de Alejandra Pizarnik, el 12 de abril fue promulgada la ley que declara a Alejandra Pizarnik «ciudadana ilustre» bonaerense post mortem.
Por «su destacado aporte a la cultura», la poeta y traductora Alejandra Pizarnik fue declarada ciudadana ilustre post mortem de la provincia de Buenos Aires por el gobierno bonaerense, que promulgó hoy la Ley 15.448, sancionada el 12 de abril pasado por la Legislatura.
Hija de inmigrantes ucraniano-judíos, Pizarnik nació en el municipio bonaerense de Avellaneda, el 29 de abril de 1936. Estudió la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y a los 24 años decidió trasladarse a París, Francia, donde trabajó en la revista Cuadernos y en diversas editoriales.
Allí, publicó poemas y críticas en varios periódicos y, además, tradujo a Antonin Artaud y Marguerite Duras. Además, estudió historia de las religiones y literatura francesa en La Sorbona.
En aquel período conoció a varios escritores con los que forjó una amistad que duró toda la vida, entre ellos Julio Cortázar, Rosa Chacel y Octavio Paz.
Tras su regreso a Buenos Aires, habiendo madurado como poeta, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes: Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura y El infierno musical, así como su trabajo en prosa La condesa sangrienta.
A finales de los sesenta e inicios de los setenta, Alejandra Pizarnik recibió la beca Guggenheim y la beca Fullbright en reconocimiento por la calidad de su obra.
La escritora sufrió diversas crisis depresivas y problemas de ansiedad, y tuvo un intento de suicidio en 1970, tras lo cual ingresó en el hospital psiquiátrico de Buenos Aires.
El 25 de septiembre de 1972, la poeta murió de una sobredosis, tras ingerir una gran cantidad de pastillas.
Pizarnik desarrolló una de las obras literarias más asombrosas del siglo XX y, a partir del retorno de la democracia en Argentina, su figura experimentó un auge, lo que derivó en la primera compilación de sus textos: Textos de Sombra y últimos poemas (1982), seguido de su primera biografía, Alejandra (1991), de parte de Cristina Piña. Más reciententemente, se han publicado también sus Diarios (2013).
Barrio Norte recorrió y registró material de la muestra «Alejandra Pizarnik. Entre la imágen y la palabra» que puede apreciarse en el siguiente video, donde se destaca gran parte de la exhibición.