(Dennis García). Muchos dispositivos han vuelto a una segunda vida gracias a los chicos nacidos con el nuevo siglo, mejor conocidos como Centennials o Generación Z.
La explotación de viejas tecnologías no es exclusivo de los más chicos pero ellos, a diferencia de los adultos, tienen una gama más amplia de objetos para revivir.
EL PASADO ES HOY
Para los que tenemos canas, un objeto vintage es algo que tiene muchas décadas, pero para alguien que tiene 20 años, los 2000 son tan viejos como los años 80 y 90.
Por eso consideran retro un reproductor mp3 y un reloj Casio con calculadora, aunque entre ellos haya 20 años de diferencia.
En este furor volvieron a usarse algunos objetos que creíamos obsoletos. El mejor ejemplo son los dumbphones o celulares “tontos”, llamados así por oposición a los smartphones o celulares inteligentes actuales. Pero además si el viejo teléfono tiene tapita -como los Moto Razr- aumenta más su valor.
Un camino similar siguen las cámaras digitales que fueron furor en la primera década del 2000, antes de la masividad de los smartphones. Muchos chicos las buscan para revivir sus experiencias de la niñez cuando su crecimiento fue plasmado por esas cámaras. Un informe de la BBC revela que solo en Reino Unido las búsqueda en Ebay crecieron 13% para “cámara digital vintage” y 52% para “cámara reacondicionada”.
Los reproductores de música, las canciones y los auriculares tampoco escapan de la tendencia. Series como Stranger Things o discos como Future Nostalgia, de Dua Lipa, explotaron la pasión por la moda retro.
Luego del éxito de los vinilos, ahora siguen sus pasos los cassettes. Las nuevas generaciones se entusiasman con el viejo formato y estrellas como Taylor Swift o Billie Eilish sacaron ediciones especiales de sus álbumes recientes en ese formato.
El diario New York Post publicó que el furor por los walkman acompaña la tendencia y algunos han pagado hasta 3.500 dólares por un viejo reproductor de cassettes.
Sony, el creador del walkman, lanzó este año una nueva versión con formato antiguo y tecnología actual. Aunque se conecta a internet y al bluetooth sólo reproduce música digital.
Los auriculares también están en tendencia porque ahora los jóvenes los prefieren con cables. Las it girls como Bella Hadid o Lily Rose Depp los pusieron de moda y aparentemente no les molesta tener que desenredarlos cada vez que los usan.
Otra tendencia muy instalada son los teclados mecánicos. El formato reflotó gracias a la comunidad gamer y aunque tiene tecnología led, su funcionamiento es similar al que tenían hace 30 años.
En muchos casos, las marcas pesan más que el objeto. Motorola o Sony lo saben bien pero el mejor ejemplo es Casio. Sus viejos relojes digitales siempre fueron un objeto de culto pero este año gracias a ser mencionado Shakira y Bizarrap tuvieron un impulso extra. Su línea unisex G-Shock creció en ventas, especialmente gracias a la Gen Z.
Desconexión selectiva.
El dato más curioso es que la generación de las pantallas es la que impulsa cierta desconexión a través de objetos vintage. Desde el furor del smartphone, los objetos de un solo uso parecían destinados al olvido pero los adolescentes y veinteañeros los rescataron.
¿La razón? Alejarse temporalmente de un mundo agobiante. Presión social, bullying y exposición constante es lo que ha marcado sus jóvenes vidas al crecer con redes sociales.
¿Anciano o centennial?
La moda es el rubro por excelencia de la expresión retro para los más jóvenes. El furor es tal que varias cuentas en la red social TikTok juegan con el desafío de compartir fotos sin mostrar el rostro para que otros adivinen si se trata de un anciano o un centennial solo por la ropa que usa. Los resultados sorprenden más de lo esperado.
La nostalgia es la droga más poderosa de cualquier generación y puede volverse una adicción si no se la consume en dosis controladas. De eso vive la industria del entretenimiento y ahora también la tecnológica que vio un negocio donde antes solo había obsolescencia.
Muchos dispositivos han vuelto a una segunda vida gracias a los chicos nacidos con el nuevo siglo, mejor conocidos como Centennials o Generación Z.
La explotación de viejas tecnologías no es exclusivo de los más chicos pero ellos, a diferencia de los adultos, tienen una gama más amplia de objetos para revivir.