El pan sigue siendo protagonista en desayunos y guisos, pero muchos lo evitan por miedo a subir de peso. El Dr. Alexandre Olmos Torres propone un truco simple que puede ayudarte: ¡congelarlo antes de comerlo!
Según el especialista, al congelar y luego descongelar el pan, parte del almidón se convierte en almidón resistente, que no se digiere en el intestino delgado y llega al colon, actuando como prebiótico. Esto beneficia la microbiota intestinal y modifica cómo el cuerpo procesa los carbohidratos, ¡sin desperdiciar pan!.
Además, el pan proporciona energía gracias a los carbohidratos complejos, fibra que mejora la digestión y ayuda a regular el peso (especialmente el pan integral), y nutrientes como vitaminas del grupo B, hierro, magnesio y potasio. Su consumo moderado contribuye a prevenir enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, además de promover una sensación de saciedad.













