La conmemoración del 2 de Abril como el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas fue establecido por ley del congreso nacional en el año 2000, declarándose además como feriado nacional.
En el marco de los 42 años del conflicto del Atlántico Sur, el gobierno angentino, ratifica, el reclamo por ejercicio de la plena soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes.
Marco histórico.
El 2 de abril de 1982 tropas argentinas desembarcaron y tomaron el control de las islas Malvinas. En esos días, se vivía aguda crisis social y política en el continente argentino: tres días antes del desembarco, la CGT había declarado una huelga general bajo el lema “Paz, Pan y Trabajo” que fue duramente reprimida, a tono con el terrorismo de estado vigente en nuestro país.
Inicialmente, el desembarco en las islas Malvinas generó entusiasmo en la población. Se organizaron movilizaciones y campañas de solidaridad en todo el país. La prensa ofreció una imagen triunfalista que no se modificó cuando comenzaron los bombardeos británicos, el 1 de mayo de 1982. Un día después, el hundimiento del ARA General Belgrano clausuró cualquier expectativa de resolución diplomática del conflicto y dio inicio a duros combates por aire, mar y tierra hasta el cese del fuego, firmado el 14 de junio de 1982.
En la guerra murieron 649 argentinos. Más de 23000 soldados, suboficiales y oficiales estuvieron en el teatro de operaciones. En una importante proporción, soldados conscriptos conformaron las filas del Ejército y la Marina; también existieron muchos casos de alistamiento voluntario. En homenaje a muertos y sobrevivientes, desde el año 2000 se conmemora el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”.
La guerra representó un punto bisagra en la historia argentina. Muchas investigaciones la consideran el principio del fin de la última dictadura militar. Tras la recuperación de la democracia, la Reforma Constitucional de 1994 incorporó la Disposición Transitoria Primera, que declara imprescriptible el reclamo argentino de soberanía en las islas Malvinas, otras islas del Atlántico Sur y espacios marítimos circundantes, y ordena que el reclamo se realice siguiendo vías exclusivamente diplomáticas, de modo acorde con el derecho internacional.
En los años de la posguerra, quienes pelearon en Malvinas tuvieron que organizarse para ser reconocidos socialmente. Mientras denunciaban un clima de creciente “desmalvinización”, sus demandas no conseguían respuestas adecuadas en el sistema de seguridad social. Muchos testimonios aseguran que los numerosos suicidios que se produjeron en este período obedecieron a este contexto tan crítico.
El rol social en la guerra. Donaciones en ATC (Argentina Televisor a Color, hoy La TV Pública).
En la continuidad de la campaña iniciada por el programa «Las 24 horas de las Malvinas», diversas figuras de ATC demoran el tránsito de la Avenida Figueroa Alcorta, frente a las puertas del canal, para vender claveles a voluntad y solicitar colaboración a los automovilistas, bajo una lluvia torrencial que no arredra el entusiasmo. Un tubo transparente emplazado en medio de la calzada sirve de urna para los billetes recolectados. Pueden verse en principio imágenes en crudo con sonido ambiente y, hacia el final, un informe sobre la colecta editado por la televisión francesa. Asimismo, las cámaras toman el mostrador instalado en el interior del canal, con gente que se acerca para hacer donaciones.
Las mujeres en la guerra de Malvinas.
Aunque esta efeméride alude a los “veteranos”, las mujeres también fueron protagonistas de la Guerra de Malvinas: como instrumentistas quirúrgicas y enfermeras; como personal a bordo de aviones que trasladaban heridos de las islas al continente; como oficiales o personal de buques mercantes con tareas logísticas; o como parte de operaciones de inteligencia.
Sólo recientemente comenzaron a visibilizarse estas historias. En 2012, una Resolución del Ministerio de Defensa reconoció las actuaciones de varias de estas mujeres y las filió históricamente con Manuela Pedraza y Juana Azurduy. 30 años después del conflicto bélico, un documento oficial miraba la guerra con otras lentes que las asociadas con estereotipos masculinos.
Las historias de las mujeres que protagonizaron la guerra de Malvinas forman parte de una larga trama histórica. Sus huellas pueden leerse, por ejemplo, en el Diario de 1829 en Malvinas de María Sáez de Vernet, a partir del cual es posible reconstruir la vida cotidiana antes de la usurpación británica. En sus precisas descripciones sobre sobre el clima y las relaciones entre pobladores puede reconocerse cuál era el proyecto político que las Provincias Unidas para las islas Malvinas.
En el siglo XX, María Cristina Verrier asumió un rol protagónico dentro del plan llevado adelante por los «Cóndores», un grupo de civiles con militancia sindical que aterrizaron en Malvinas el 28 de septiembre de 1966 para izar la bandera nacional. La acción de Verrier condensaba múltiples rebeldías: el reclamo soberano ante una potencia imperial, el desafío a los estereotipos ligados a lo que se esperaba de las mujeres según su clase social, la participación de las mujeres en un acto político que exigía una audacia generalmente reservada sólo a los varones.
En 1974, María Fernanda y Teresa Cañas fueron las maestras que enseñan español a los niños isleños, en el marco del diálogo bilateral entre Argentina y el Reino Unido tras la Resolución 2065 de Naciones Unidas y el Memorándum de entendimiento (1968). Así, junto con la construcción de la pista del aeropuerto de Puerto Argentino, la llegada de Gas del Estado y de los vuelos de LADE, las maestras se convirtieron en representantes eminentes de un estado que reclamaba la soberanía de manera pacífica.
Como cronistas, militantes políticas, maestras, instrumentistas quirúrgicas, personal de salud o tripulantes de navíos, las mujeres hicieron historia en Malvinas y tuvieron un rol destacado.
Material video: Radio y Televisión Argentina S.E. – Canal Encuentro .