La arquitectura singular de Recoleta marca tendencia en el mundo. Por eso, recordamos que el nombre de este barrio porteño deriva del Convento e Iglesia de los frailes recoletos que llegaron aquí a principios del siglo XVIII. Hacia fines del mismo siglo las grandes chacras y quintas, como también los baldíos deshabitados del lugar, comenzaron a dividirse y a poblarse. Tras las frecuentes epidemias de cólera y, sobre todo la de fiebre amarilla de 1871, las familias más ricas del sur de la ciudad se desplazaron al Norte y así fueron poblando la zona.
La consolidación definitiva del barrio fue obra del primer intendente de la ciudad, Torcuato de Alvear. A partir de entonces comenzaron a construirse opulentos palacios rodeados de jardines, copiando el modelo europeo, especialmente el francés. Los arquitectos y la mano de obra eran por lo general extranjeros y los materiales importados. Hoy el barrio se distingue por la calidad de su arquitectura, el carácter aristocrático de sus residencias y palacios, y sus espléndidas plazas. La Iglesia, el Cementerio y el actual Centro Cultural constituyen un conjunto arquitectónico rico en historia.
Según la revista Ad española, Recoleta y Retiro son los barrios aristocráticos de Buenos Aires. Entre una cuadrícula perfecta se suceden palacetes –muchos de ellos convertidos hoy en embajadas y hoteles de lujo– que reflejan la otra Argentina, la acaudalada. Los apellidos nobles descendientes de familias criollas, políticos y aquellos inmigrantes que hicieron fortuna en un país incipiente apostaron por erigir sus nuevas mansiones, tras abandonar San Telmo, en Recoleta. Mirando hacia una Europa que echaban de menos «trataron de reproducirla aquí». Por ello, palacios afrancesados, pintorescos o siguiendo los cánones italianos siguen en pie en este barrio al norte de la ciudad y en el vecino Retiro. Éste sirve de bisagra «entre el centro, la parte más antigua, y el Norte, Recoleta. El centro de Retiro es la Plaza San Martín, que hasta 1862 era un lugar con bastante mala fama (trata de esclavos, plaza de toros y hasta un cuartel de artillería). Fue la zona que se empezó a poblar hacia el norte por la élite agroexportadora, un número pequeño de familias que fue acumulando mucho dinero y poder, sobre todo entre 1880 y 1916, exportando productos primarios. Desde aquí empieza a nacer Recoleta. Es la marca que señala cómo la élite decide situarse en el norte de la ciudad». Hoy, los hoteles de lujo se concentran en esta zona bisagra ocupando antiguas mansiones.