La cuarta jornada del juicio a los ocho rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell incluirá hoy los testimonios de efectivos policiales que intervinieron frente al boliche minutos después de la agresión de los imputados, testigos del hecho, una joven turista que asistió a la víctima y dos comerciantes que estaban a pocos metros en la madrugada del 18 de enero de 2020.
Fuentes judiciales indicaron que, luego de las tres primeras audiencias del proceso oral, en las que brindaron declaración los padres de la víctima, Graciela Sosa Osorio y Silvino Báez, una docena amigos, policías, custodios del local bailable, y el remero Pablo Ventura y su padre, otros 12 testigos se presentarán este jueves desde las 9 ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) de Dolores.
En primer término declararán cuatro efectivos policiales afectados al Operativo Sol en el verano 2020 y que llegaron al lugar del hecho minutos después de que Báez Sosa fuera atacado.
Luego lo hará una joven que veraneaba en Villa Gesell en ese momento y le practicó maniobras de reanimación cardiopulmonar a la víctima.
También declararán tres testigos oculares del ataque sufrido por el joven estudiante de derecho y su grupo de amigos.
En último término brindarán testimonio otros cuatro testigos del hecho: un taxista, una joven que estaba en un bar ubicado junto a “Le Brique”, el trabajador de un kiosco situado a pocos metros del lugar del ataque y la novia de él.
Repasando las tres jornadas de audiencias desde el pasado lunes 2 de enero, cuando comenzó el juicio oral y público por el crimen de Fernando Báez Sosa, los testimonios de quienes declararon hasta ahora, aportados por la querella, evidencia uno de los hechos delictivos más repulsivos y repudiables, por lo salvaje y cobarde que consternó a todo el país.
Luego de ser presentada la acusación formal contra a los ocho imputados por la Fiscalía que interviene en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, cometido en enero de 2020 en la puerta de un boliche de la localidad de Villa Gesell, y sindicar a los ocho rugbiers imputados de ponerse “de acuerdo para darle muerte” al joven, al atacarlo “por sorpresa” aprovechando “que se encontraba conversando en la vereda, distraído”, la jornada del lunes fue de extrema consternación cuando declararon los padres de la víctima, Silvino y Graciela.
El primero en exponer los lineamientos de la acusación en el inicio del debate a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 1 (TOC1) de Dolores fue el fiscal Juan Manuel Dávila, quien responsabilizó a los rugbiers de Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23) del asesinato de Báez Sosa y los consideró coautores del “homcidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” y “lesiones leves”, en el caso de los amigos de Fernando, también atacados en la puerta del boliche “Le Brique” la madrugada del 18 de enero de 2020.
El abogado Fernando Burlando, quien representa a los padres de la víctima como particular damnificado, expresó en esa primer audiencia que “los acusados tomaron la decisión de matar y mataron” y adelantó que solicitará la pena de prisión perpetua para los ocho acusados, quienes se encontraban presentes en la sala de audiencias de la Cámara de Apelaciones de Dolores, sentados en el banquillo con sus rostros con tapabocas y custodiados por una docena de agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
Posterior a los alegatos de apertura, el padre de Fernando, Silvino declaró como testigo en el juicio y dijo que la Policía Bonaerense le avisó que su hijo había muerto en una “riña”. En su declaración, Silvino contó “No lo podía creer porque Fernando no tenía enemigos”, declaró Silvino, quien, acto seguido le dijo a su esposa: “Graciela, mirá, lo mataron a Fernando”.
“Me llevaron a reconocerlo. Fue duro porque una parte de mí estaba ahí tirada en una bandeja. No lo podía tocar porque recién venía de la autopsia, estaba chorreando sangre por todos lados”, describió el padre de Fernando, quien detalló que en la morgue lo vio “hecho pedazos”.
En otro tramo de su declaración, Silvino contó que su hijo le había pedido el día que viajaba a Gesell que lo despertara a las 5, pero como él lo vio dormido no quiso molestarlo: “Le debo ese abrazo, esa despedida. Y sigo con ese vacío enorme de no haberle dado ese abrazo.”
Luego, Silvio recordó que Fernando le envió un mensaje de audio agradeciéndole el dinero para el viaje y que solía decirle: “Papá, vos confiá en mí.”
Así se expresó absolutamente consternado el padre de Fernando, luego de que lo hiciera su esposa Graciela, madre de la víctima.
María Graciela Sosa Osorio, la madre de Fernando Báez Sosa, declaró que su hijo “era un ángel que trajo felicidad” a su familia
“No comprendo, y nunca aceptaré, cómo chicos de la edad de Fer le hayan hecho esto. Lo atacaron por la espalda, lo tiraron por el piso. Le reventaron la cabeza, ese cuerpito que yo lo tuve nueves meses en mi panza”, fue una de las expresiones de dolor que erizaron la piel a los presentes en la audiencia y tras conocerse puertas afuera, generando empatía por parte de la sociedad hacia los padres de Fernando BÁEZ Sosa.
Tras negarse la nulidad del juicio solicitado por el defensor de los rugbiers, Hugo Tomei, quien había pedido suspender el juicio por considerar que durante la instrucción de la causa se violaron las garantías constitucionales de sus asistidos, el juicio continúo el martes, sin ser suspendido, en una segunda jornada intensa, donde declararon como testigos claves, los amigos del joven Fernando.
Luego del cuarto intermedio del día lunes 2 de enero, donde la conmoción por las declaraciones de los padres de Báez Sosa se hicieron eco en cada fibra del cuerpo, la segunda jornada volvió a revivir en palabras de los testigos e imágenes que se mostraron en la audiencia, la extrema crudeza de la brutal golpìza hacia Fernando.
Las declaraciones sobre el hecho tomaron forma al ser acompañada con el material audiovisual registrado y fueron contundentes al referirse al modo en que la víctima del homicidio fue atacado.
Lucas Filardi, uno de los amigos de Fernando Báez Sosa que se encontraba con él la madrugada del crimen en Villa Gesell, declaró en la segunda jornada del martes 3 de enero, que los rugbiers acusados de asesinarlo le dieron “primeramente piñas” y luego de que cayó al piso lo siguieron golpeando con “patadas en el pecho y en la cabeza”.
El primer testigo de la audiencia de la segunda jornada del juicio, fue Oscar Rossi, papá de Julieta Rossi, novia de Fernando, quien recordó cuando su hija le avisó lo que había ocurrido y vio el cuerpo del joven en la morgue.
Juan Bautista Besuzzo, uno de los amigos de Fernando Báez Sosa quien declaró como testigo en el juicio por el crimen, aseguró que se trató de “una emboscada” y que al menos dos de los imputados golpearon a la víctima hasta que quedó inconsciente, lo que lo llevó a rezar en plena calle tras el ataque para pedir que se salvara.
El joven afirmó ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores que la agresión sufrida al salir del boliche Le Brique de Villa Gesell con sus amigos en la madrugada del 18 de enero de 2020, no fue en el marco de “una pelea”, sino que “fue una especie de emboscada”.
“Si tuviese que decir alguien, es Enzo Comelli; lo reconocí en rueda y por como estaba vestido”, dijo Besuzzo y agregó: “Es quien le da uno de los primeros golpes y lo deja arrodillado.”
Por su parte, el padre de Máximo Thomsen, aseguró que con los testimonios brindados por testigos del hecho “queda muy claro que no existió un plan” para matar al joven estudiante de Derecho.
“Con los testimonios queda muy claro que no existió un plan”, aseguró a Télam Javier Thomsen a la salida de los tribunales de Dolores, donde se lleva a cabo el debate.
Luego de casi 10 horas de testimonios de una decena de amigos de la víctima durante ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de ese departamento judicial, Thomsen consideró que “declararon muy poco”.
Finalizando la jornada del día martes y tras la descompensación que sufrió Graciela, la madre de Fernando y con los acusados en la sala de audiencias, los padres de la victima expresaron que fue “muy duro” escuchar y ver en el juicio cómo mataron a su hijo.
Ayer, durante el tercer día del juicio, declaró el señalado por los rugbiers en sus declaraciones como autor del homicidio, Pablo Ventura.
“No me quisieron ver”, dijo el remero sobre los ocho rugbiers tras su declaración.
El remero de Zárate que fue incriminado falsamente por los rugbiers en las primeras horas de la investigación del crimen de Fernando Baéz Sosa en Villa Gesell, dijo, tras su declaración ante el Tribunal de Dolores que “ninguno” de los ocho imputados pudo a mirarlo “a la cara” y sostuvo que “le gustaría” escuchar una explicación de por qué lo mencionaron.
“Me molestó que me hayan nombrado. Ellos no me quisieron ver (en la audiencia). Nunca me dijeron nada a la cara”, aseguró Ventura (24) sobre los ocho rugbiers, al retirarse del edificio judicial donde el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores lleva acabo el juicio por el crimen de Báez Sosa (18).
El remero dijo a la prensa que su declaración “fue simple” y que duró “entre 15 y 20 minutos”, para luego darle lugar a su padre, José María, el segundo testigo de la tercera jornada.
“Fue muy de cobarde nombrar a alguien cuando fuiste vos quién lo hizo. Perdí mi privacidad después de esto. Especialmente los dos meses después que pasó el hecho. Me gustaría escuchar una explicación del por qué me nombraron”, sostuvo el joven.
Ventura aseguró que sintió “un gran alivio” al declarar y que las preguntas que le formularon ambas partes lo ayudaron a liberarse.
Por último, añadió que ahora su vida “está tranquila” y que espera que se haga justicia.
Más temprano, antes de ingresar al Palacio de Tribunales, Ventura había dicho a la prensa que no sabía cómo se iba a sentir cuando tuviera a los imputados frente a frente, aunque adelantó: “Con buena cara no los voy a mirar”.
“Yo los conocía de vista, es una ciudad chica Zárate, hay un solo boliche y nos cruzábamos ahí”, recordó al referirse a los imputados.
Ventura salió a cenar la noche del 17 de enero de 2020 con su familia a un restaurante de Zárate y tras ello se fue a dormir sin imaginarse que horas después quedaría detenido por un asesinato cometido a unos 470 kilómetros de donde él se encontraba.
Fueron detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Campana quienes lo apresaron en Zárate luego de que uno de los entonces diez rugbiers involucrados en el caso lo señalara como sospechoso del crimen de Fernando.
En una entrevista que tiempo atrás dio a Télam, Ventura recordó cómo fueron los momentos en los que la Policía llegó a su casa el mediodía de aquel 18 de enero y lo trasladó a la sede policial de Campana.
“Me dijeron que solo tenía que ir a testificar a Campana, recién ahí me dicen que debían llevarme a Villa Gesell. Yo no sabía nada de lo que había pasado. Al llegar allá, me dicen que me acusaban de asesinato. Fue una situación horrible”, recordó.
El joven contó que fue trasladado en patrullero a la localidad balnearia y estuvo tres días detenido en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI), en una celda “totalmente solo”.
“El primer día fue horrible, todos me miraban como si yo fuera el asesino”, dijo el remero.
Finalmente, por falta de pruebas y tras comprobarse que no había salido de Zárate la noche del hecho, Ventura fue excarcelado el 21 de ese mismo enero de 2020 por pedido de la fiscal de Villa Gesell a cargo de la causa, Verónica Zamboni, y la orden del juez de Garantías David Mancinelli.
“Nunca vi nada igual, era saña”, dijo jefe de seguridad de “Le Brique” sobre el ataque a Báez Sosa.
El jefe de seguridad del boliche “Le Brique” aseguró ayer, al declarar en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa que los acusados actuaron con “saña” y que uno de ellos, que llevaba un rodete en el cabello, pateó “en la cabeza” a la víctima y “ahí no se levantó nunca más”, pese a lo cual otros agresores “le siguieron pegando”.
“Nunca vi nada igual, era saña”, aseguró el jefe de seguridad del local bailable, Alejandro “Chiqui” Muñoz, con la voz entrecortada, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.
En su testimonio sostuvo también que “uno con rodete”, en referencia presuntamente a Matías Benicelli, “le pegó una patada en la cabeza” a Fernando “y ahí no se levantó nunca más”.
Además, el testigo dijo que cuando el joven estudiante de derecho quedó tirado en el suelo, “le siguieron pegando, se turnaban”.
A su vez, señaló que, previamente, Máximo Thomsen, otro de los imputados, “se peleó con Fernando adentro” del local, y que al tratar de sujetar y expulsarlo del boliche, el rugbier hizo “tanta fuerza” que tuvo que pedir ayuda a un compañero del equipo de seguridad, pese a sus 2.03 metros de estatura y sus 150 kilogramos.
Luego contó que, una vez afuera, “ocho o nueve” agresores fueron hacia el lugar en el que se encontraba el estudiante de derecho, “todos corriendo”, y que lo golpearon “a patadas”.
Según precisó, cuando se retiraban del lugar del ataque, los imputados decían: “Vámonos que viene la policía”.
Otro custodio del local, Maximiliano Ávila, aseguró que fue quien sacó a Fernando del boliche cerca de las 4.40 del 18 de enero.
Dijo que el joven golpeó en la panza a otro a quien él no pudo identificar, que cayó al suelo y lo arrastró al propio custodio en la caída.
“Cuando lo agarro a Fernando, me lo llevo y no cruzo palabras con él, y él me dijo ´salgo solo´, y que quería esperar a los amigos”, relató.
El último empleado de la seguridad del boliche en declarar esta tarde fue Christian Gómez, quien sostuvo de manera remota que vio una pelea en la pista del local y observó a un compañero -presuntamente Ávila- que cayó al piso, mientras trataba de separar a quienes entendió luego que eran Máximo Thomsen y Báez Sosa.
Gómez contó que él tuvo que “reducir a quien es Matías Benicelli”, quien estaba “agrediendo a todo aquel que estaba cerca” y que “él identificara como rival de otro grupo”.
Y respecto del momento en que conducía a Benicelli hacia la puerta de “Le Brique” precisó: “Aparece una persona, me pone una mano en el hombro y me mira con una cara de enajenado, sacado, y me dice gritando ´a él no lo sacás´”.
Según agregó, a partir de esa reacción, el de los custodios “Chiqui, también sale”, pero que al tratar de retirarlo, el joven “traba el pie en el marco y entre dos compañeros no lo podían sacar hasta que lo logran vencer”.
Con esta intensidad, se espera para la audiencia de hoy jueves, otra extensa jornada donde continuarán declarando testigos presenciales del hecho criminal del que los padres de la víctima, sus amigos y una sociedad claman por justicia.
Enviados especiales. Agencia Nacional de Noticias Telam S.E.
Fotógrafo Izquierdo Diego