La muerte de la activista trans Lohana Berkins, referente indiscutida del transfeminismo y “una adelantada a su tiempo” que con sus luchas “le cambió la vida a miles de personas”, cumple hoy siete años.
“Ella tenía la doble capacidad de aglutinar y organizar. Vencía así el descreimiento de las compañeras, infundiéndoles confianza”, dijo a Télam su gran amiga y compañera, Marlene Wayar.
Otra de sus grandes amigas y biógrafa, Josefina Fernández, recordó que lo propio de Lohana era “empujar constantemente la frontera, desplazar los límites y ensanchar los espacios de participación y de existencia plena”.
La activista trans y fotógrafa Florencia Guimaraes destacó como su mayor legado la ley de Identidad de Género que “le cambió la vida a miles de personas”, pero también que su prematura muerte dejó “muchas postas para seguir luchando”, como la reparación histórica para mayores de 40 años.
Berkins, reconocida como la “traviarca”, nació el 15 de junio de 1965 en la localidad salteña de Salvador Mazza.
“Yo cuando era pequeña pensaba que había habido un error, después me di cuenta que yo tampoco era mujer y que mi manera de ser y construirme en el mundo era ser travesti”, dijo Lohana en una entrevista con la TV Pública.
A los 13 años su padre la llamó aparte y le dio un ultimátum: “O te hacés bien hombre o te vas”.
“Nunca me explicó qué quería decir ‘ser bien hombre’ y ‘te vas’. Yo decidí irme con la certeza de que me iban a ir a buscar, pero sigo esperando. Ahora, visto a la distancia, para mí fue una cuestión liberadora y no me arrepiento”, compartía.
Empujada a la prostitución como única alternativa de sobrevivencia, Lohana se mudó a la ciudad de Buenos Aires a finales de los ’80.
Como parte de su activismo contra la violencia policial y los edictos que criminalizaban tanto la prostitución como la identidad travesti, fue cofundadora en 1994 de la Asociación Mujeres Meretrices de Argentina (AMAR), integró la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (Attta) y en 1998 formó su propia organización, la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (Alitt) que presidió hasta su muerte.
Al evocarla, Guimaraes la caracterizó como una pionera “abriendo puertas” que parecían selladas para la comunidad travesti trans.
“La Berkins” fue la primera persona trans en conseguir un empleo estatal, en el año 2000, y en postularse como candidata a diputada nacional (2001), pero también fundó la primera escuela/cooperativa de trabajo para personas travesti/trans de Latinoamérica: la textil ‘Nadia Echazú’, que sigue funcionando.
Entre las exitosas batallas que dio por la ampliación de derechos, se cuentan la personería jurídica para Alitt y la derogación de los edictos policiales en CABA en 1998.
Estas luchas incluían creativas acciones de visibilización, como cuando en marzo de 1999 leyó un pedido de asilo político para 65 personas travesti trans frente a la Embajada de Gran Bretaña durante la visita del por entonces príncipe Carlos.
De las entrevistas que brindó a lo largo de más de 20 años de activismo quedaron frases memorables como “hay que tener coraje para ser mariposa en un mundo de gusanos capitalistas”.
Conmovida en lo más profundo por el asesinato en 2015 de su compañera de activismo y amiga Diana Sacayán, una de las batallas que alimentaron su espíritu inquieto en sus últimos años fue la instalación de la categoría de “travesticidio” como crimen de odio hacia la identidad de género travesti trans y por el cupo trans.
El lunes 6 a partir de las 18 se realizará una nueva edición de la jornada conmemorativa “Celebrándote Lohana” en la Federación Judicial Argentina (Rincón 74), de la que participarán la filósofa Diana Maffía, la educadora popular Claudia Korol, la activista lesbiana Romina Pereyra, la titular del Sedronar Gabriela Torres y las activistas trans Daniela Ruiz, Agustina Ponce y Florencia Guimaraes.
Agencia Nacional de Noticias Telam
Foto: Lagos Candelaria