“Memorias del futuro” da título a la intervención que Cabinet Óseo, el binomio formado por Celina Saubidet y Marina Molinelli Wells, montará desde el 28 de abril en la porteña Casa de la Cultura de Rufino de Elizalde 2831, con piezas de diseño que proponen un cruce multidisciplinario entre la historia y la arquitectura del edificio con el diseño contemporáneo y estrategias de sustentabilidad.
La exhibición -que podrá visitarse hasta el 28 de mayo, de jueves a domingos de 14 a 19, con entrada gratuita- propone un diálogo entre los tradicionales espacios del edificio perteneciente al Fondo Nacional de las Artes (FNA) declarado patrimonio histórico nacional el año último, con piezas contemporáneas basadas en los conceptos tierra, cuerpo y casa, que evocan “problemáticas propias del siglo XXI”, como “el estado actual del planeta, la velocidad de la vida urbana, la extinción de especies y el individualismo”, informaron los organizadores.
“A partir de los desafíos que plantea la contemporaneidad, este cruce de fronteras entre lenguajes, diseño y técnicas se propone activar, poner en diálogo y resignificar el patrimonio”, agregaron desde la institución; es en ese marco que “durante el tiempo que dure la exhibición se realizarán activaciones cada domingo”.
Estas activaciones jugarán preguntas y nociones que plantea el proyecto de Cabaret óseo, como “¿los humanos habitamos este planeta?, ¿tenemos un cuerpo?, ¿ocupamos una casa? Miramos desde afuera. Somos una parte ínfima e inmensa, única e irrepetible de una red perfecta que queremos honrar”.
“Buscamos habitar esta histórica Casa con expresiones del arte de hoy que nos interpelan y nos proponen repensar los desafíos del mundo contemporáneo”, explicó su directora, Diana Saiegh, sobre la propiedad de Barrio Parque que fue hogar de la célebre escritora Victoria Ocampo, quien encargó su construcción al arquitecto Alejandro Bustillo en 1928, además de haber sido sede de la icónica revista Sur, dedicada a dar impulso al trabajo de jóvenes artistas nacionales y extranjeros.
El FNA incorporó el edificio a su patrimonio en el año 2003 para restaurarlo y reabrirlo al público con el mismo espíritu federal e innovador que le dio origen.